No se trata de hacer un curso de meteorología o convertirse en un experto. Pero comprender porqué se dan determinados fenómenos climáticos puede ayudarnos a prevenir un mal momento. Si bien hoy existen muchas formas de consultar el pronóstico, a veces, los navegantes no lo hacen con la frecuencia debida. Se dice que durante una travesía es vital una consulta al estado del clima cada 3 horas. Pero ya sea por falta de conexión, o por olvido, esto rara vez se cumple.
Un poco de conocimiento adicional puede sumarle al navegante la detección de fenómenos climáticos que preanuncian un aumento del viento, o un temporal. La niebla o la lluvia son eventos del clima que dificultan la visibilidad y hacen más difícil la navegación, aunque hoy la tecnología nos provee de herramientas muy eficaces para mejorar la navegación en esas condiciones. La amenaza más grande sigue siendo el aumento inesperado y brusco de la velocidad del viento que actúa directamente sobre el tamaño de las olas.
Las principales variables meteorológicas que afectan a la navegación, son la temperatura, la humedad y la presión que, de forma independiente, no tienen relevancia directa sobre las condiciones para navegar. Pero determinadas combinaciones de esos factores crean las condiciones climáticas adversas que nos gustaría evitar.
La presión atmosférica es uno de los elementos menos evidentes del clima y es algo que la mayoría de las personas ignora. Las variaciones de la presión no son perceptibles, como lo es, por ejemplo, la temperatura, la precipitación, la humedad relativa o el viento siendo este último el que más puede afectar las condiciones para la navegación.
El viento es generado por las diferencias de las presiones atmosféricas entre un frente de alta y otro de baja presión coexistiendo en la misma geografía amplia, en el mismo momento. Para predecir el viento, hay una serie de factores que los pronosticadores observan: la ubicación de las presiones altas y bajas, qué tan intensas son, cómo interactúan entre sí y la topografía local.
El viento es el movimiento horizontal del aire, definido por su velocidad y dirección, siendo uno de los fenómenos con mayor influencia para la navegación. Cuando se produce un calentamiento desigual en la Tierra y en la atmósfera se generan los cambios de presión. La desigual distribución de la radiación solar junto con las diferentes propiedades térmicas de la superficie terrestre y oceánica, son los factores que originan la formación del viento. Por lo tanto, si se sabe dónde se centrará un sistema de baja presión existen altas probabilidades de pronosticar la intensidad de los vientos en una ubicación fija.
En consecuencia, es una muy buena idea tener una estación barométrica en el barco para conocer el comportamiento de la presión atmosférica. Si el navegante tiene previsto hacer una travesía de varias horas es conveniente llevar un registro de tendencias de la presión cada tres horas.
Esto resulta de mucha ayuda porque el registro de tendencia de presión cada tres horas le indicará al navegante específicamente qué está haciendo la presión, ya sea en baja, en aumento o constante. La tendencia que marca el registro se relaciona directamente con el movimiento del aire, tanto horizontal como vertical.
El movimiento del aire en la horizontal resulta fácil de identificar, ya que lo percibimos (viento) y vemos su impacto directamente en la superficie del océano, en forma de olas. El componente vertical del movimiento del aire es mucho menos evidente, pero se relaciona directamente con la formación o disipación de nubes. Las presiones descendentes coinciden con la formación de nubes; a la inversa, el aumento de la presión coincide con la disminución de las nubes. Es importante que el navegante anote la tasa de aumento y caída de la presión para determinar qué tan rápido aumentarán o disminuirán los vientos, y qué tan rápido se formarán y disminuirán las nubes.
Un cambio brusco en la presión barométrica hacia la baja puede ser un aviso de aumento de la intensidad de los vientos en las horas siguientes.
Si cuando salimos del muelle el pronóstico auguraba una jornada de calma garantizando una travesía confortable y segura, pero con el correr de las horas verificamos un cambio en la presión barométrica es el momento de consultar la actualización del pronóstico para la zona a navegar y prestar atención a las alertas que puedan ser emitidas por el Servicio Meteorológico Nacional (NWS), dependiente de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA).
Como interpretar una alerta para la navegación.
Los informes meteorológicos más importantes son generados y emitidos por el Servicio Meteorológico Nacional (NWS), dependiente de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA). Una función de importancia crítica del NWS es su programa de pronóstico marino y los avisos y advertencias que de allí se desprenden.
El criterio más bajo para una alerta marina es un aviso marino llamado “Aviso para embarcaciones pequeñas” (SCA). Se puede emitir un SCA para viento, olas e incluso hielo. El criterio para la emisión de una SCA varía y es específico de cada área geográfica de las aguas costeras e interiores de los Estados Unidos, incluidos los Grandes Lagos. Para los vientos, el rango estará entre 20 y 33 nudos. Se debe tener en cuenta que esto se refiere a vientos sostenidos, determinados por promedios de viento de un minuto. Las ráfagas de viento que duran solo unos segundos, y que a veces son hasta un 40 por ciento más altas que los vientos sostenidos, generalmente no están dentro del ámbito de la predicción precisa. Las ráfagas tienen un efecto directo sobre los objetos, pero su influencia sobre la altura de las olas es relativamente baja.
Los criterios para la altura de las olas, definidos como “la altura promedio de un tercio de las olas presentes”, son variables. Por ejemplo, la oficina de NWS en Morehead City, Carolina del Norte, puede emitir un SCA para alturas de olas de 5 pies, mientras que la oficina de Eureka, California, utiliza un punto de referencia de 15 pies. La razón de esta variación es la clase de barcos que mayoritariamente navega la zona a las que sirve el NWS, ya sean navegantes a motor recreativos en la ciudad de Morehead o la industria pesquera comercial en Eureka. Por lo tanto, es muy importante conocer el criterio aplicado por la oficina del Servicio Meteorológico del área en la cual se va a navegar. No es lo mismo recibir un Aviso para Embarcaciones Pequeñas (SCA) cuyo significado es una advertencia de olas de 5 pies que otro idéntico, pero que significa olas de 15 pies.
Siguiendo a la categoría básica de un SCA que nos avisa de un aumento en la altura de las olas, viene un aviso de vendaval (viento sostenido de 34 a 47 nudos), luego un aviso de tormenta (48 a 63 nudos sostenidos) y, finalmente, un aviso de fuerza de huracán (64 nudos y más).
Estas advertencias no deben dejar dudas sobre si un navegante recreativo cree que debería arriesgarse a encontrarse con estos vientos más fuertes. La respuesta a estas advertencias es buscar refugio en el menor tiempo posible.
Si bien no existe una definición precisa de cuál es el tamaño físico de una embarcación pequeña, todos los navegantes deben conocer las condiciones asociadas con un aviso de SCA en la zona en la que pretende navegar.
La navegación está colmada de placeres y momentos inolvidables. Pero conlleva una responsabilidad. El barco, su tripulación e invitados son responsabilidad del Capitán. Cuanto más conocimiento haya incorporado el Capitán podrá tomar mejores decisiones para evitar una situación que puede ir desde lo incómodo hasta lo peligroso en extremo.