En los últimos años las versiones de yates “Sport” han ganado mucho terreno en la preferencia de los compradores. Estos modelos son mayoritariamente percibidos como más bellos y de espíritu deportivo que las versiones con flybridge. Pero al mismo tiempo que estos yates deportivos avanzaron en la preferencia de los consumidores, los yates con flybridge han evolucionado de forma notable en las prestaciones de ese espacio elevado. Hoy son lugares funcionales, recreativos y proveen mejor visibilidad facilitando la maniobra de atraque en condiciones adversas de viento y corriente, fundamentalmente en espacios reducidos.
Conducir un barco desde el flybridge con clima agradable es una experiencia excluyente. Por las vistas, por la sensación de libertad, por la brisa y por el extraordinario confort que entregan las versiones más actuales. Se acabaron los tiempos de un flybridge habitado en soledad por el capitán. Hoy, el flybridge tiene grandes espacios para tomar sol, un lugar para almorzar durante la travesía, grill, refrigerador y otras comodidades que lo convierten en un espacio social sofisticado para el entretenimiento y también para una cena al aire libre.
En un día hermoso, nada es mejor que navegar desde arriba. En un día de tormenta, nada es peor.
Tener la posibilidad de operar el barco mientras está adentro y protegido, o afuera cuando es el momento adecuado, es el atractivo principal de un yate con flybridge. Entonces, si se puede tener lo mejor de ambos mundos ¿porqué alguien elegiría solo una timonera interior? No es tan simple.
Dejando de lado por un momento la estética exterior de unos y otros (aunque no es un detalle menor) hay factores de la presencia de un flybridge que se deben considerar.
El peso de la embarcación es uno de ellos. Y la consecuencia directa es una disminución de la velocidad del barco y el aumento del consumo de combustible. ¿Cuánto? Otra vez, depende de la eslora del barco, el tamaño del flybridge, el equipamiento que lo compone, la relación peso-potencia de los motores, etc. Pero una cosa es cierta. Un Sport Yacth entrega siempre un performance más eficiente que un modelo con flybridge.
Otro factor es que un flybridge aumenta la resistencia al viento. El barco es más alto, con un centro de gravedad más alto y esto puede – con viento lateral – aumentar el abatimiento, incrementando la complejidad de una maniobra de atraque.
Otro punto de importancia en la decisión está sujeto a la presencia de niños pequeños a bordo. Desde la timonera interior el capitán tiene un control visual más completo de todo el barco. En algunos casos, el acceso al flybridge está situado en el interior del yate lo que garantiza que la salida al exterior de los niños – con la puerta del cockpickt cerrada – solo pueda darse a través del flybridge donde están sus padres, lo que soluciona este problema.
Aún sin niños a bordo, el capitán puede sentir que está menos conectado con los miembros de la tripulación y los invitados provocándole cierta ansiedad, aunque hoy día las radios de canales familiares portátiles y los sistemas de intercomunicación ayudan a vincular al capitán, la tripulación y los invitados. Además, el uso de cámaras de video que muestran lo que sucede en el barco, desde la proa hasta la popa, desde la sala de máquinas hasta la cocina, también ayuda al capitán a saber lo que está sucediendo en tiempo real. Las transmisiones de video se muestran fácilmente en la pantalla multifunción de la timonera del flybridge.
Otro aspecto a considerar es el aumento en la altura del barco. Si el área donde se navega está sobrepoblada de puentes de baja altura que requieren de su apertura para el traspaso, puede significarle una navegación interrumpida y tediosa.
Al flybridge se accede por escaleras. Con mayor o menor grado de inclinación, dependiendo de los modelos, siempre implica un esfuerzo para personas mayores o con alguna discapacidad física.
La mayoría de las desventajas que potencialmente podría tener un flybridge desaparecen optando por utilizar la timonera interior de un barco de doble comando cuando las condiciones lo requieran. En cuanto a los beneficios, y en términos estrictamente funcionales, la visibilidad y la sensación de control del barco que provee el flybridge son inigualables. En cuanto al aporte que hacen a la habitabilidad y el confort, en la actualidad, el flybridge entrega generosos espacios para tomar sol, amplios sofás, grill, barra con fregadero, refrigerador y un comedor para entre 8 y 12 personas, dependiendo de la eslora del yate.
En síntesis, tener las dos opciones parece ser una buena elección dependiendo de cuanto uso podría darle al flybridge. Si su área de navegación es el sudeste de Estados Unidos con las Bahamas al alcance de la mano y un clima cálido durante ocho o nueve meses al año sin dudas el flybridge es para usted. En cambio, si su geografía es más parecida a Alaska, seguramente el flybridge no tenga sentido alguno. Entre estos extremos seguramente esté su caso. Entonces con esta información puede imaginar cuando uso le daría a un flybridge, y así decidir si vale pena.
Alex Gasquet. © UsaOnboard 2022