Como cada año, los manatíes se despiden del invierno, y comienzan a moverse para darle la bienvenida a la primavera desplazándose hacia el sur de Florida. Llegan normalmente en mayo y se van en noviembre, cuando la temperatura del agua disminuye a menos de 68 grados Farenheit. Debido a medidas de protección federales y estatales, es ilegal cazarlos, jugar con ellos o acosarlos. Esto incluye tocarlos, darles agua o intentar alimentarlos.
Florida ha experimentado un mayor crecimiento en población humana e infraestructura que la mayoría de las otras regiones urbanas de Estados Unidos. Durante varias décadas, este crecimiento ha afectado la flora y la fauna autóctona debido a la pérdida o alteración de sus hábitats, la disminución de la calidad del agua, el aumento de los contaminantes transportados por el aire y la introducción de especies invasoras.
En el caso específico de los manatíes de Florida la alteración del hábitat ha incluido la proliferación de algas nocivas, como la marea roja, que ha resultado en cientos de manatíes enfermos y muertos. Estas floraciones pueden verse exacerbadas por las escorrentías de aguas subterráneas con alto contenido de nitratos y fósforo que a menudo son causadas por actividades humanas, incluidas las fugas de tanques sépticos y el uso de fertilizantes en la actividad agrícola.
Florida tiene alrededor de 2000 millas de costa compleja que involucra el Canal Intracostero, numerosos ríos, arroyos, canales, bahías, lagunas, ensenadas, lagos e islas costeras. Los manatíes habitan en cada uno de estos espejos de agua porque se alimentan de una gran variedad de vegetación acuática. El número de barcos registrados en Florida ha aumentado significativamente junto con la población humana en expansión alcanzando un total de un millón de botes registrados. Y ese crecimiento está directamente relacionado con el aumento de la mortalidad de manatíes por colisiones con barcos.
Las colisiones entre embarcaciones y manatíes son comunes en aguas de poca profundidad, particularmente en sitios cerca de embarcaderos y en las orillas de salinas, donde los manatíes se alimentan. Para reducir el riesgo de colisión con un Manatí, es importante mantenerse alerta en caso de avistar la espalda, aletas de la cola, narices y “huellas”, las cuales son espirales circulares en la superficie del agua, causadas por la cola del manatí al nadar. Mantener bajas velocidades y respetar todas las señales que alertan la presencia de manatíes en la zona es vital para evitar colisiones.
¿Pueden los manatíes detectar y evitar barcos?
Se han realizado estudios de audición de manatíes en manatíes salvajes y cautivos. En experimentos controlados, se ha observado que los manatíes detectan y evitan botes individuales que viajan a una variedad de velocidades, siempre que tengan el tiempo adecuado para responder. Sin embargo, la presencia de muchos barcos en un área genera una mezcla complicada de sonidos que dificulta, si no imposibilita, detectar un barco específico que pueda representar una amenaza.
Se han implementado zonas de velocidad reducida en ubicaciones designadas en 18 condados de Florida, enfocadas en áreas donde se sabe que abundan los manatíes. Incluyen porciones de más de 20 ríos principales, pero constituyen solo una fracción muy pequeña de la cantidad total de vías navegables utilizadas por los manatíes en Florida. Según la ubicación específica, las restricciones van desde la prohibición de entrada, la velocidad de ralentí, la velocidad lenta, hasta los límites de velocidad de 25, 30 o 35 mph. Algunas restricciones se aplican durante todo el año, otras durante meses específicos.
La premisa de establecer zonas de baja velocidad de las embarcaciones para la protección de los manatíes es que las embarcaciones que se mueven a velocidades más bajas permiten que tanto el operador de la embarcación como el manatí tengan más tiempo para responder y evitar una colisión. En el caso de que ocurra una colisión, se producen lesiones menos graves si una embarcación se mueve a una velocidad más lenta. Incluso las reducciones moderadas en la velocidad a la que ocurre un impacto pueden disminuir drásticamente el potencial de lesiones o muerte, ya que se reduce la fuerza resultante del impacto.
Vivir en armonía con el entorno natural es un desafío en Florida. Recuerde que la conducta colectiva no es más que la suma de las conductas individuales. Si cada uno de nosotros asumimos el compromiso de respetar el entorno, garantizaremos un futuro mejor para todos.